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Foto del escritorChristopher Méndez

La voz que inmortalizó “Una Aventura” de Grupo Niche.

Esta es la historia de la voz que la inmortalizó “Una Aventura” y “Mi Pueblo Natal”. Un salsero que ama el rock n roll.


Cuando Charlie Cardona vagaba por las calles de Bogotá con un morral al hombro y tarareando September de Earth, Wind and Fire, el Grupo Niche ya hacía giras interminables por Estados Unidos y América Latina, cosechando triunfos y reconocimientos gracias a éxitos como Mi Buenaventura y Caney y Cali Pachanguero.


Charlie avanzaba en sus estudios de Publicidad y Marketing en la Universidad Central, carrera que exigía costosas inversiones.


Después de clases, Charlie practicaba canciones de Chicago, Toto y los Bee Gees frente al espejo del baño. Su padre lo escuchaba desde la sala sin pronunciar palabra, pues sabía que su hijo tenía un don y “los padres jamás deben frustrar los sueños y los dones de sus hijos”, solía decir.


Después de darse gusto escuchando sus grupos favoritos, salía a caminar por los barrios Venecia, Los Restrepo y Chapinero, en busca de bares donde le permitieran cantar por dinero. Sin embargo, ya había tenido una fugaz gloria como cantante, en una big band conocida como La Máxima de Mañungo, con la que estuvo dos años tocando.

“Papá, yo quiero ser famoso como Maurice White y como los integrantes de Kool and the Gang”, repetía una y otra vez.

A falta de un año para terminar su carrera en la Central, Charlie conoce a Willie Salcedo y este lo invita a participar de programas de televisión cantando jingles y haciendo coros. Luego se une a grupos como Fuerza Caribe y Los Alfa Ocho, a través de los cuales, por fin, logra que su vida artística tome vuelo.


Tras graduarse, en 1990, Jairo Varela lo llama para que se integre al Grupo Niche, reemplazando al estelar Tito Gómez. Y junto a Javier Vásquez, pasa a la historia con el álbum Cielo de Tambores, el más importante de Niche en toda su historia.


A Charlie le tocó la fortuna de grabar los éxitos: Una aventura, Busca por dentro y Pueblo natal, que le dieron la vuelta al mundo. Aunque sin duda la canción más exitosa fue Una aventura, que incluso hizo parte del repertorio musical de los Juegos Olímpicos de Barcelona.



A finales del siglo XX, Charlie abandona el Grupo Niche e inicia su propia aventura. Graba un álbum con ese nombre: Mi Propia Aventura, y se embarca para New York con varios músicos reconocidos.


Desde entonces, el cantante no ha parado de grabar y reinventarse, siempre teniendo en cuenta sus raíces baladistas y tropicales. El fantasma de Niche aún lo persigue, pero a él no le molesta. En los conciertos toca varias de las canciones que tocó al lado de Valera y Javier Vásquez, y no se incomoda si le piden repetirlas.

“Es una bendición haber estado con Niche y haber grabado esas canciones. Y uno no pelea con las bendiciones, simplemente las recibe y las agradece”, dice Charlie, hoy día padre de dos adolescentes: Christopher y Jonathan, quienes le han ayudado a escoger los caminos musicales para llegarle a las nuevas generaciones.
“Yo creo que uno siempre debe defender sus principios, pero siempre mirando para dónde van las nuevas generaciones. Es como una mezcla. Como artista sigo mis gustos y apuesto por ellos, pero sin desconectarme de las nuevas tendencias”, explica.

El soft rock sigue haciendo latir su corazón y, cuando puede, se pasa tardes enteras escuchando a Toto, Air Supply y Chicago

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